
María Elena:
Hace unos días vimos publicado, en un artículo, una afirmación provocadora:
—España no conquistó América; España liberó América.
Digo provocadora porque se enfrenta a todo lo escuchado, de todo lo explicado como sucedido en la época sobre aquellos hechos. Especialmente en las escuelas y medios de comunicación de América del Sur. De una u otra manera se hablaba de destrucción, aniquilación, muerte, robo, expolio, aunque mejor no sigo recordando.
Hasta en las canciones, cómo no recordar a Luis Abanto Morales con su canción “Cholo soy y no me compadezcas” donde afirma:
—Pizarro mató a Atahualpa.
Esto suena a asesinato, cuando la verdad es más compleja: lo juzgaron en un juicio dudoso, lo condenaron y ejecutaron por haber matado a su hermano y por poligamia.
Cuando estaba para venir a España, mi madre me aconsejo:
—Cuando estés allá no cantes esa canción, pues podría molestar a los españoles.
Por esos la afirmación: los españoles libraron a los nativos. Debe tener una fuerte justificación, lo primero será preguntarse ¿De qué los liberaron? ¿Acaso eran esclavos?.
Es el momento de fijarnos en cómo estaba América en esa época: dos grandes imperios: los Aztecas (Norte América) y los Incaicos (Sur América) dominaban sobre miles de kilómetros y sometían a muchas etnias.
Por supuesto, había otros miles de etnias independientes tanto en Norte América como en Sur América.
El Imperio Incaico se desarrolló a partir de la acción del Inca Pachacutec, por la diplomacia o en ocasiones a sangre y fuego, dominaron a multitud de etnias: los chancas, los chimús, los chachapoyas, los cañaris y otros menos numerosos.
Todos ellos apoyaron decididamente a los españoles, pues nadie dudaba de una realidad:
—Con sus medios no hubieran derrotado nunca al poderoso ejército Incaico. Era una maquinaria formidable de guerra y aunque estuviera dividido en aquel momento, sería capaz de volver a recuperar su fuerza en cuanto tuvieran un único Inca.
Pedro:
No se puede negar la acción destructiva de la llegada de los españoles, imponiendo otro imperio, pero tampoco se puede negar la realidad: fue un imperio liberador, llenó América de cientos de Universidades y hospitales gratuitos. No habían pasado ni 60 años desde la llegada de Colón, cuando el Rey Carlos I fundó la Universidad de Lima, la Decana de toda las Américas.
Las batallas en aquellas guerras eran sanguinarias, además algunos Encomenderos causaban destrozo.
Sí, pero junto a eso, muchos de aquellos españoles difundieron sus genes, difundieron su sangre creando una nueva raza: los mestizos.
Los españoles matrimoniaron con algunas Ñustas incas, otros con españolas enviadas por la reina Isabel. Y cuántos se unirían a las nativas por la fuerza (violación) o por la seducción (tal vez mutua) o el engaño (promesas de matrimonio).
La base de la colonización española fue el mestizaje. Si el objetivo de los españoles era exterminar a los indígenas, ¿Por qué se casaban con las indígenas? Con La Real Cédula, en 1514, se legalizaron los matrimonios mixtos, reconociendo los derechos legales a las casadas con españoles.
Hoy en día los apellidados: Toledo, Castillo, García, son sus descendientes. Y en la sociedad peruana todavía se puede ver la facilidad como —prescindiendo del matrimonio— se realizan uniones de parejas, o como se rompen los matrimonios y son frecuentes las infidelidades.
Para los españoles no era problema muy grave, tan solo un pecado y confiaban en el perdón de Dios, se sabían amestizados de: iberos, romanos, judíos, musulmanes ... Así va progresando la Humanidad. Fruto del amor humano.
Se puede decir que también les liberaron de deformaciones demoniacas de la religión azteca e incaica: una serpiente emplumada. Una Pachamama vengativa y caprichosa. Sacrificios humanos hasta de niñas y niños.
Si has mirado a Juanita, fácilmente habrás pensado: pobre niña. Cuantas madres y padres vieron en la nueva religión la deseada ternura para tratar a sus hijos. El próximo día hablaremos de Juanita.
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