
María Elena:
Hemos hablado de dos mujeres: Doña Micaela y Doña María Andrea y de cuatro Precursores.
Antes de seguir adelante, deseo responder a una pregunta:
—Al acusar de machismo a quienes eligieron a los Precursores ¿A qué mujer pondrías entre ellos?, Pedro me dijo el otro día.
—No añadiría a nadie, más bien sustituiría, en vez de Juan Francisco De Vidal, colocaría a su Madre: doña Ventura Laos, a quien San Martín condecoró con la Orden del Sol, la más alta condecoración del Perú, por méritos notables (junto a 112 damas y 32 monjas). Y en vez de Tupac Amaru II pondría a su esposa doña Micaela Bastidas Puyucahua. De los otros dos no dire nada, solo recordar las palabras de D. Quijote: con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho.
En esta ocasión vamos a fijarnos en uno de los grandes Libertadores: José Francisco de San Martín y Matorras
El General San Martín, hijo de padres españoles, nació en la actual provincia argentina de Corrientes. Cuando tenía 6 años marchó con su familia a España, donde entró en el ejército. Sus inicios en el campo de batalla fueron luchando en el ejército español contra las tropas invasoras de Napoleón Bonaparte en 1808. En la famosa Batalla de Bailen le concedieron la Medalla de Oro de los Héroes y lo ascendieron Teniente Coronel.
En 1810 tuvo lugar en Buenos Aires la Revolución de Mayo, culmina con la destitución del Virrey y el nombramiento de la Primera Junta, pero así se juramentaron ante el Rey de España:
—“Juráis a Dios nuestro Señor y a estos Santos Evangelios, reconocer la Junta Provisional Gubernativa de las provincias del Río de La Plata a nombre del Sr. D. Fernando Séptimo, y para guarda de sus augustos derechos, obedecer sus órdenes y decretos, y no atentar directa ni indirectamente contra su autoridad”. (Gaceta de Buenos Aires (1810-1821).
Este proceso independentista dio nuevas oportunidades militares a los oficiales criollos. Quienes estaban en la península o en los Virreinatos, se vieron obligados a replantearse su lealtad: su patria de origen ya no formaba parte del Reino de España. Además, las ideas de la Revolución francesa sugerían otras mejores maneras de gobierno.
En 1811 San Martin, pidió en Madrid y le concedieron la Licencia con recomendaciones, y como casi todos los futuros libertadores, marchó a Londres y allá se embebió de la mentalidad masónica: contraria a España y favorable a Gran Bretaña. Sería necesario crear rebeliones en los virreinatos y una vez divididos, los ingleses se haría con el comercio de las pequeñas repúblicas.
Dándose más o menos cuenta, colaboraron con Inglaterra en su guerra contra el Imperio Español. En ese momento, aprovecharon la dolorosa situación causada por Napoleón, destituyendo a los reyes legítimos, y nombrando a su hermano José, rey de España.
San Martin volvió a Buenos Aires con 31 años y el grado de Teniente Coronel, se puso a las órdenes de la Junta. Pero no dejo de rodarle por la cabeza una idea persistente:
—Mientras en Lima haya un importante ejército apoyando al Rey, será imposible la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Con este fin organizó una fuerza militar. Cruzó los Andes hasta Chile, con sus Granaderos a Caballo, tropas argentinas formadas por un 30% de negros, (luchando sería liberados de la esclavitud) y allá incorporó a más soldados chilenos. La fuerza multinacional contaba con 4.118 efectivos, embarcados en 18 barcos comprados a Inglaterra, comandaría la flota, el aventurero inglés lord Cochrane. (Como demuestran sus cartas: obedecía a los comerciantes chilenos, quienes lo había contratado como mercenario. Estaba obligado a llevarles un botín, que terminaría consiguiéndolo en Lima).
Con la finalidad de ponerlos en marcha, el gobierno chileno hizo cuanto pudo, y al fin salieron a la mar. La motivación principal para armar y despachar a la Expedición Libertadora no era —en esencia— la Independencia del Perú, sino librarse de los enormes gastos causados por aquel ejército.
Esto está claro en el testimonio de Bernardo O`Higgins, a su amigo Joaquín Vicuña:
—“Algún día me harán justicia los chilenos, no reconociendo en mí los servicios prestados a la Independencia. Si no el que he practicado, liberando a Chile de esta fuerza que tres años nos ha subyugado.”
La Expedición Libertadora del Perú, bajo bandera chilena, se embarcó en Valparaíso el 21 de agosto de 1820.
El 7 de septiembre llegaron a la bahía de Paracas, en la actual Ica. Instaló su Cuartel General y comenzó con una máquina impresora de campaña, la edición de panfletos y boletines para preparar su actuación.
La Escuadra con José de San Martín marchó más al norte de Lima, llego hasta Huacho (donde yo nací), fue un movimiento para ver si la Armada Real les plantaría cara y tendría fuerza para enfrenarse a sus 18 barcos, cuando comprobó la inutilidad de la flota del Rey, se dirigió al Callao y conquistó Lima.
Pedro:
Para los oficiales de la Real Armada, América se había perdido desde los tiempos de la Batalla de Trafalgar, entonces España se quedó sin buques, sin pertrechos, con poca marinería o enfermos de escorbuto y sin disciplina.
Cuando San Martín entró en Lima, las gentes se juntaron en la Plaza Italia y le gritaron al ver las banderas:
—Invasor extranjero. Maldito. Viva el Rey. Viva el Virreinato del Perú. Según recuerda Hipólito Unanue (Científico y político peruano).
Y proclamó la independencia en 1821. Se declara “Protector del Perú”. Parece como si forzaran a la gente del común, pues no estaba por la labor de independizarse de España y además muy pocos criollos la apoyaron en la capital y otras ciudades.
El virrey del momento: José de la Serna, con sus soldados, se replegó en la sierra, se estableció en el Cusco, convertido en el bastión de los realistas, cuyo ejército estaban formadas —en su mayoría— por mestizos e indígenas.
En la sierra central creció la adhesión a la causa de la Independencia, los llamaron “montoneros”, pues tenía un modo raro de luchar: Atacar sin plan previo. Buscaban dañar al enemigo, privarlo de recursos, dificultar su marcha, hostigarlo y destruirlo si era posible. Todos atacaban en montón (de allí su despectivo nombre: montoneros).
San Martín, estuvo poco tiempo en el Perú, defendió la idea de un país independiente con raíces nativas e hispana. Y creyó sería mejor una monarquía constitucional frente a la previsible anarquía republicana.
Fracasaron las conversaciones entre el Libertador y el Virrey, pues nadie quiso ceder, tal vez se hubiera evitado una guerra fratricida (con frecuencia miembros de la misma familia se enfrentaban en los dos ejércitos: el del Rey y el de la Independencia)
—Como soldado, San Martín tuvo dos aptitudes sublimes, la capacidad para pensar en grande y un auténtico talento para la organización. (San Martín, soldado argentino, héroe americano). John Lynch
Pero no era hombre de gobierno. No era estadista y eso complico su situación política, pues administró mal el país y se desacreditó. Bartolomé Mitre (un militar, historiador, escritor y periodista argentino).
Los historiadores chilenos atribuyen fracaso en el Perú a estar muy enfermo y consumir grandes cantidades de opio para calmar sus dolores.
Además de Libertador, San Martin era un ser humano, con aciertos, fortalezas, debilidades y defectos. Señalar sus limitaciones no es denigrar al héroe.
La independencia la consiguieron extranjeros y los peruanos prácticamente la aceptaron por obligación. El Perú pasó de ser el Virreinato más importante de Sudamérica a ser un país ingobernable, problemático y lleno de militares caudillos. Se empobreció y justificó las palabras San Martín:
—“El Perú se ha vuelto una verdadera chingana. Pretextando mala salud, me he excusado de aceptar dos invitaciones a retomar el mando, y permanecí en Mendoza a la expectativa. Sabía que desde allí podía llegar rápidamente (...) al Perú si la situación lo requería. Pero es claro que Bolívar y yo no cabemos, los dos, en el Perú.” Diario íntimo de San Martín.
Añadir comentario
Comentarios