
María Elena:
Durante muchos años —en el Perú— nos presentaron a Simón Bolívar como:
—Un Prócer Preclaro de la Independencia del Perú.
Pero escuchando al profesor D. Pablo Victoria, me dio rabia y me sentí engañada. Siendo pequeña, creí sin ningún espíritu crítico, lógicamente, a quienes me enseñaban, pero ahora necesito saber las cosas verdaderas, aunque me duela aceptarlo. Espero comprendáis mi punto de vista porque se apoyan en hechos reales.
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, formaba parte de la élite criolla de Caracas, completó su formación militar en España. Se casó con una noble española y volvieron a Caracas, pero ella murió unos meses después de llegar.
Fue un golpe muy duro para el joven Simón y en lugar de realizar el motivo de su vuelta, (venía a tomar posesión de su herencia: minas, casas, tierras y esclavos); se marchó a París. Allá se contagiaría poco a poco de las ideas liberales. Conoció a Napoleón y quedó fascinado. En Roma juró dedicar su vida a la causa de la Independencia, tal vez quiso ser el Emperador —como Napoleón— de la Gran Colombia, formada, en el futuro, por todos los Virreinatos de España en América.
Volvió a Caracas y se incorporó al movimiento revolucionario liderado por el General Francisco de Miranda. Durante esa etapa, ocupó un lugar secundario. La sublevación de Puerto Cabello, en 1812, los enfrentó radicalmente, pues Bolívar consideró una traición la decisión de Miranda: rendirse a los realistas.
A partir de ese momento la actuación de Bolívar fue incomprensible y desoladora: una noche le invitó a su casa y por sorpresa —apresó a Miranda— y lo entregó al ejército del Rey, pidió a cambio un salvoconducto para poder exiliarse él y quedar impune.
Los españoles presentaron esa acción como un servicio:
—«Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda».
Bolívar alegó, intentando justificarse:
—Lo hizo por la traición a sus soldados, pues se rindió cuando todavía podía resistir.
Después de una estancia en Cartagena de Indias, comenzó la llamada, en plan propaganda: Campaña Admirable.
Una vez construida la Gran Colombia, Bolívar quiso ampliar el territorio de la República recién fundada. El siguiente paso era Guayaquil (el actual Ecuador). En 1822, derrotó a las tropas del Rey en Bomboná, a costa de muchas bajas, se vio obligado a esperar refuerzos, después fue a Guayaquil donde se reúne con San Martín el 27 de julio de 1822.
En aquella reunión solemne, declarada de carácter privado, no se conoce el contenido, pero si las consecuencias: San Martín dejó el camino libre al Libertador, sorprendentemente renunció a ser Protector del Perú y marcho hacia Europa.
En 1823 Bolívar llego al Perú, allá reorganizó el Ejército y consolidó la independencia del Perú, gracias a las victorias en las batallas de Junín y Ayacucho en 1824. Fueron las dos últimas del Ejército Unido Libertador del Perú, liderado por Bolívar, contra el ejército del Rey.
Con ello se cerró el ciclo de batallas y se dio por concluida la guerra de independencia. Doce años de luchas permitieron a Bolívar y al ejército patriota, expulsar definitivamente a las tropas de Fernando VII de América del Sur.
Pedro:
La epopeya emancipadora de Bolívar tuvo un reverso mucho menos positivo: el enorme sufrimiento de la población civil. Según cálculos, dignos de creer, en Venezuela perecieron durante esa guerra 300.000 personas, es decir: un tercio de sus habitantes.
Fue el libertador de los jefes criollos, no de los mestizos, los nativos, ni los negros. Los criollos, entre ellos D. Simón propietario de minas y numerosos esclavos, vieron la posibilidad de tener más poder político sin la autoridad del Rey y sus funcionarios, por eso algunos le apoyaron.
Terminada la guerra, la intriga política empezó a complicarlo todo. Él se encontraba en el pináculo de su carrera y brillaba como el Libertador de todo un continente. La Gran Colombia agrupaba un vasto espacio: los actuales estados de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá; también se mantenían en su órbita —Perú y Bolivia— liberados por él mismo y por Sucre.
La gestión de esas repúblicas resultó más difícil de lo pensado, por caudillismos, inestabilidad, guerras civiles, etc. en unas sociedades de estructura colonial incapaz de adaptarse a la nueva situación de “republicanismo democrático” aunque algunos seguían soñando en instaurar unas monarquías con príncipes ingleses.
“No hay fe ni verdad en América, ni entre los hombres, ni entre las naciones. Los tratados son simples pedazos de papel, las Constituciones son libros, las elecciones son batallas, la libertad es anarquía y la vida es tormento. Esta es nuestra situación, y si no la modificamos, mejor será que perezcamos.” Palabras escritas por Bolívar en un monólogo. Año 1830.
Para complicar más las cosas, se nombró a sí mismo Dictador de la Gran Colombia, disolviendo el Congreso, imponiendo un régimen militar. Esta actitud causó tal rechazo que sufrió un atentado, estuvo a punto de morir, huyó por una ventana con (la ayuda de su amante, Manuela Sáenz, quiteña que recibió en 1821 la orden de Caballeresa del Sol del general José de San Martín y que a raíz del suceso con Bolívar fue llamada por él «La Libertadora del Libertador») Simón Bolívar - Wikipedia, la enciclopedia libre así la llamó, no sin cierta sorna.
Huyó de Bogotá, llegando a Santa Marta, se hospedó en el centro de la ciudad, en la antigua casa del Consulado de España, pero por consejo del médico, se trasladó a la hacienda de un español —uno de sus fieles— Joaquín de Mier. Necesitaba un sitio más tranquilo, en las afuera de la ciudad, está la finca de San Pedro Alejandrino, donde su amigo puso a su disposición toda la servidumbre.
El gran libertador murió a los 47 años de tuberculosis, desengañado e impotente.
“La América es ingobernable. Los que han servido a la revolución han arado en el mar. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. Estos países caerán infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a los tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas, devorados por los crímenes y extinguidos por la ferocidad.” Del Testamento de Bolívar.
Creían, iba a ser muy fácil, pero despertaron a un león dormido: se revolvió y los destrozó.
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